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jueves, 31 de marzo de 2011

MEMORIA PARA TODOS (La verdad oculta en la tricolor)

Asesinato de 22 campesinos andaluces
ordenado personalmente por Manuel Azaña
en abril de 1931
El presidente Lerroux envía a Asturias
 a los generales Franco y Goded aplastar
brutalmente la Revolución Minera del 34
Esta semana se ha celebrado el 77 aniversario de la II república española, con poca repercusión mediática, sea dicho de paso. 
Aunque algunas asociaciones republicanas lucieron banderas tricolores, himno de Riego y canciones populares del bando republicano por doquier.

Se celebra que trás siete años de dictadura de Primo de Ribera, tambien llamada La dictablanda, llega la democracia, y con ella las libertades. No hay que olvidar que el dictador y su rey Alfonso XIII de Borbón, aunque no derramaran sangre, prohibieron las actividades nacionalistas y de caracter social por todo el estado, llegando a cerrar todas las Casa del pueblo andaluz que inagurara D. Blás Infante Pérez de Vargas, mandando encarcelar al padre de la Patria andaluza en más de una ocasión.


Poco después hace su puesta en escena la República, el 14 de abril de 1931, y con esta, un periodo de libertad, ¿o debería decir de represión brutal?. Creo que este calificativo es más apropiado, teniendo en cuenta que en Casas Viejas, el ministro de la guerra, y posteriormente presidente de la república, manda asesinar el 11 de enero de 1933 a veintidós campesinos andaluces en lo que se conoce como la *Matanza de Casas Viejas. Diez presuntos campesinos anarquistas que se atrincheraron en una choza, y que iban armados con las escopetas de perdigones con las que se buscaban el sustento cazando en nuestros campos, fueron asesinados cobárdemente por la guardia de asalto republicana, quienes antes de hacer uso de una ametralladora y de granadas de mano, incendiaron la choza en que se encontraban los campesinos, dos son asesinados en el corral al intentar huir del fuego, una mujer y un niño pudieron escapar vivos y los restantes seis quemados vivos y ametrallados en la choza.

Como declararon cinco oficiales, la orden fué personalmente dispuesta por el tirano Manuel de Azaña. La controvertida declaración judicial (que le costara la expulsión del cuerpo) del capitán de Estado Mayor Bartolomé Barba Hernández, quien estaba de servicio la noche del 11 de enero de 1933 en las dependencias del Ministerio de la Guerra, cuyo titular era el propio Azaña, y del que aseguró que recibió la orden directa de transmitir las instrucciones, pasaría a la historia negra: "Ahora diga usted al general de la división que esté prevenido y nada de coger prisioneros y meterlos en los cuarteles, porque luego resultan inocentes y hay que libertarlos. ¡Tiros a la barriga! ¡A la barriga!". A la mañana siguiente, no contentos con la masacre, continua la "azaña" con el más cobarde aún si cabe asesinato de otros catorce campesinos más, que fueron sacados de sus casas ante sus familiares y conducidos hasta los cuerpos calcinados de sus hijos, hermanos y abuelos, y ante estos cuerpos inertes fueron también masacrados con las manos atadas a la espalda. Dos de estos catorce inocentes no tuvieron que ver a sus familiares asesinados la noche anterior porque fueron tiroteados en sus propias casas ante la mirada impotente y horrorizada de sus vástagos y esposas.

Al ser interpelado Azaña, ya como presidente de la república, en las cortes generales por los diputados Lerroux, Muñoz Ramírez o Algora, el tirano responsable directo de La Matanza, con el dedo índice de la mano derecha en alto responde, "en cualquier contingencia semejante a la pasada, el gobierno volverá a proceder como procedió"

Como premio a la no intervención de algunos campesinos en la revuelta anarquista, el 1 de enero de 1934 se entrega la antigua yeguada militar de San José de Malcocinado a cuarenta familias socialistas, mientras los descendientes e incluso algún familiar coetano a los hechos, aún esperan que el estado español les restituya moralmente pidiendo perdón por La Matanza.

La crueldad de la sangrienta república no termina en La Matanza de Casas Viejas. Un año y medio más tarde, entre el 5 y el 19 de octubre, (Revolución huelguista del 34), el que se quejara a Azaña de la crueldad empleada en Casas Viejas, Alejandro Lerroux, entonces presidente de la república, (y cofundador en su día del Partido Republicano Radical, que posteriormente ingresó junto al Psoe en la Conjuncion Republicano-socialista) **ordena al general Goded, y al igualmente sanguinario sucesor de Azaña y de el mismo, el general Franco a aplastar la revuelta, con un saldo de unos 400 muertos en batalla y 2000 presos asesinados, una vez más, cobardemente según las fuentes más generosas con el régimen republicano, y que al igual que la sangre derramada en Casas Viejas, tiñeron de rojo los petalos de los capullos socialistas.que en 1935, junto a la UGT se coaligaron al PCE, los marxistas del POUM, Union Republicana e Izquierda Republicana fundada y presidida por Azaña, formando el Frente Popular de España. El 16 de febrero de 1936, conseguirán ganar las últimas elecciones democráticas durante la II República.

Por lo anteriormente expuesto, me resulta extraño que dirigentes nacionalistas que han demotrado hacer cosas buenas por el pueblo en Andalucía, ondeen al viento orgullosamente junto a la arbonaida (bandera del pueblo andaluz) una bandera tricolor llena de sangre, y con un escudo que además de llevar una corona de almenaras de castillos en su parte superior, lleva los blasones de los cuatro reinos principales que invadieron Andalucía, representada por una minúscula granada bajo los símbolos de estos reinos invasores.

Esta perplejidad que no pocos sentimos, es extrapolable a los comunistas gallegos, asturianos, vascos, valencianos y catalanes, por nombrar a los mas activos opositores a la república. Otro día hablaremos de la I república y sus tropelías con el pueblo.



Andaluzía a 13 de abril de 2008
Xuanxo Ashraf Aben Bardibia
Vocal Junta Directiva ZEA

(Sociedad para el Estudio del 'Andalú')

Notas:

*Al día siguiente, hacia las dos de la madrugada, llegaron nuevos refuerzos al mando del capitán Rojas. Este ordenó el ataque con granadas al llegar un telegrama urgente del gobernador: "Es orden terminante del ministro de la Gobernación se arrase casa donde se han hecho fuertes los revoltosos".

Por orden del capitán se preparan unas piedras envueltas en algodón impregnado de gasolina. Se prende fuego en la choza inmediata a la del Seisdedos y rápidamente el fuego se extiende a la techumbre de paja donde están los rebeldes. Lograron escapar una mujer y un niño, después dos personas que son abatidas por el fuego de la ametralladora, se rescata al guardia herido, que había caído dentro del corral. En la choza mueren seis personas.

Al amanecer los guardias recorren distintas casas con la orden de Rojas de disparar contra el que se resistiera a abrir su puerta, un viejo jornalero fue muerto en el umbral de su casa, otro ante su hija y nieto, el padre de Mª Silva, La Libertaria (a quien en la Guerra Civil, 3 años después, asesinara el bando franquista) y doce jóvenes aldeanos son capturados al azar y fusilados aplicándoles la "ley de fugas" pese a que según todos los testimonios, eran inocentes pues no quedaban en el pueblo ningún miembro del sindicato

El cura del pueblo, Andrés Vera, dijo sobre Seisdedos a al misma comisión que ...- "era una persona excelente, de un comportamiento admirable con sus familiares, que jamás se habían metido con nadie, ni con el culto ni con su persona ... "

**Ante la petición de Gil-Robles comunicando a Lerroux que no se fia del jefe de Estado Mayor, general Masquelet, los generales Goded y Franco (que tenía experiencia al haber participado en la represión de la huelga general de 1917 en Asturias) son llamados para que dirijan la represión de la rebelión desde el Estado Mayor en Madrid. Estos recomiendan que se traigan tropas de la legión y de regulares desde Marruecos. El gobierno acepta su propuesta y el radical Diego Hidalgo, ministro de la Guerra, justifica formalmente el empleo de estas fuerzas mercenarias, en el hecho de que le preocupaba la alternativa de que jóvenes reclutas peninsulares murieran en el enfrentamiento, por lo que la solución adoptada le parece muy aceptable.

La Revolución de 1934 en Asturias y Barcelona sirve como pretexto para acusar a Manuel Azaña de instigador de los mismos, por lo que le encarcelan a bordo del destructor Sáchez Barcáiztegui, anclado en el puerto en Barcelona, resultando finalmente absuelto en el proceso judicial, suceso que narra en su libro Mi Rebelión en Barcelona. Curiosamente los cinco oficiales de la guardia republicana que testificaron contra Azaña en vez de ser procesados por injurio, fueron enviados a mejores destinos, incluso un teniente fue ascendido a capitán.


Bibliografía:

+ Los anarquistas de Casas Viejas, Jerome R, Mintz, Diputación provicial de Cádiz (Cádiz 1994)

+ Documental : "Viaje a la aldea del crimen", Ramón J. Sender. Con la interpretación principal de supervivientes y familiares además de parte del pueblo de Casas Viejas.

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