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jueves, 31 de marzo de 2011

Como "mi pare i mi aguelo"

silmarvensworld.blogspot.com
Cuando tenía siete años y veraneaba en Los Alamos, recuerdo que jugaba con Blanca, Mameles y Leito entre otros amigos, niños de Algeciras, Barcelona, y demás lugares de la península.

Hasta aquí todo normal, como todos los años, y como hacían casi todos los niños del mundo, pero lo que me sorprendió quedando fijado en mi mente es que Blanca, que era madrileña, me corregía al hablar y decía que no sabiamos hablar bien, que no se decía “emprettá” sino prestar, ni “perrô” sino perros. Nosotros alegabamos, con mas razón que un santo, que eso sería en Madrid o en Logroño y que aquí siempre se dijo “emprettá” y “perrô”. Razonamiento lógico para unos crios de siete años y suficientemente válido para continuar con la tradición oral, que por desgracia no escrita.

Cual fue mi sorpresa al comenzar mi teutónico intento de recuperación del romance aljamiado andaluz con un diccionario “romançe - qastelyano, castellano - romance” y descubrir que desde hace más de ochocientos años en Andalucía se decía “emperestare”, y que aún hoy en día se mantienen las diez vocales latinas que se perdieran en los demás dialectos ibero, galo o italoromances, con excepción además de en andaluz, en maltés, y en el dialecto de Kerenz ( Glacis, Suiza).

Esto se debe a la desigual romanización dada entre el despoblado Valle del Duero y el Valle del Guadalquivir. La romanización de la Bética duró casi novecientos años, del 212 ac al 665 DC, al abandonar los últimos soldados romanos (bizantinos) el sur de la peninsula, frente a los trescientos noventa y siete de romanización del norte. Es por esto que aún hoy en Andalucía construimos el plural con vocales abiertas, ( sistema vocalico cuadricular), en vez de añadir una “s” como en castellano, determinando el articulo el número, como en francés.

Teniendo en cuenta que el rasgo más claro de la individualidad de un idioma es el sistema vocálico, y que el castellano cuenta con más de veintisiete mil palabras que provienen del romance aljamiado andaluz, ¿porqué hemos de aceptar que el andaluz sea un dialecto del castellano y no de nuestra lingua mater, el mencionado romance?, ¿o que a nuestros infantes les digan en el colegio que olviden lo que les enseñaron a hablar en casa sus padres y abuelos, que eso es hablar mal?

Blanca, y probablemente sus padres también, inconscientemente, estaban influenciados por el ridículo lema de la Real academia de la lengua española, “limpia, homogeniza, y da esplendor”, que parece más el eslogan de una marca de lejía fregasuelos que el de un ente que debiera preocuparse por la riqueza de la variedad de las lenguas que se hayan bajo su protección, ¿o acaso el “española” es sinonimo de castellana y no hace referencia al ámbito de acción de “Real academia de la lengua”?

Yo me quedo con el onesto razonamiento de Mameles, leito y mio propio, y os “empretto” este articulo para que reflexioneis y os sacudais el complejo de andaluzoparlantes cuando saqueis vuestros “perrô” a pasear, os topeis con un madrileño o aragonés por ejemplo, y le digais “buenô díâ tenga utté”.

Xx Bardibia Garçelya

Vicepresidente de Naroka (Meza pa la normalizazión de l'Andalú)
Andaluzía a 15 de octubre de 2007

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